Tan tuya, tan mía.

Publicado en por Alberto Rodríguez Garduño

 

Me inquieto como un perro
en la maldita estación,
como si fuera a morir
en cualquier momento.

No dejo de mirar el reloj
ni el horizonte,
a la espera de un final dramático.

Odio las despedidas,

el subir y bajar
de las escaleras
y las prisas
por dejar atrás la ciudad.

Temo por mi vida
cuando te alejas
y me dejas en tierra
como una maleta
imposible de facturar.

Alcanzo a ver como el amor
rueda sobre las vías
sin llegarse a detener
a pesar del paso de los días,
para volver a desordenar
nuestras vidas
cuando decidas volver

Duele demasiado
ver como se aleja el tren
una tarde de domingo
si vas en él.

Mientras siga
adelante con esta locura,
tan tuya, tan mía,
esperándote en el andén.
 
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