Café.

Publicado en por Alberto Rodríguez Garduño

Preparo café mientras sonrío.

 

La noche anterior, creo recordar,
hablaba de poesía con alguien
que terminó por olvidarse
de mi nombre.

 

'Existe otra forma de escribir',
le decía, y sentía como se perdía
conforme mis labios aleteaban
luchando contra la corriente.

 

¿A quién cojones puede importarle
lo que pueda llegar a escribir?

 

¿Quién en su sano juicio
podría llegar a comprenderme?

 

Lanzo demasiadas preguntas.

 

Nunca espero respuestas.

 

En cualquier caso, no me quita el sueño
el hecho de que nadie esté
dispuesto a compartir inquietudes
con alguien tan jodidamente raro.

 

Realmente, prefiero sentirme solo
antes que verme envuelto en la humedad
de su indiferencia.

 

No estoy hablando de poesía,
sino de valores.
De distintas formas de afrontar
la vida, como algo inevitable;
contemplar la seducción
de un final dolorosamente conocido,
a pesar de que sea miserable.

 

Conservar la ilusión
por preparar café cada día.
Resguardar de la lluvia
el deseo de preparar café
alguna noche, para dos.

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